De vez en cuando subiré cosas que escribí para el blog que tuve entre 2011 y 2013, y que la verdad, no quiero que se pierdan. Esta entrada y la que sigue son, precisamente, pequeños relatos que escribí por aquel entonces. Espero que os guste.
Hoy le va a poner una vela a la almohada y le va a sonreír. Le pone una vela en agradecimiento, por estar siempre cuando la necesita, por empaparse con cada lágrima sin rechistar, por ahogar todos sus gritos, por ser la calidez que necesitaba en la noche más negra, por brindarle sueños y por despertarla en la peor de sus pesadillas. Le pone una vela por soportar cada guerra en su interior, por esas removidas de sábanas mezcladas con otro cuerpo y por ser tirada al suelo cuando empezaba a molestar. Le pone una vela por ser su compañera de las más trepidantes aventuras plasmadas en las páginas de un libro, el pañuelo para sonarse en una película que la hizo llorar. Le pone una vela por todas aquellas noches que la rechazó para no tener que rencontrarse con sus fantasmas una noche más y por tantas mañanas que ha querido esconderse en ella para no tener que enfrentarse a lo que le deparaba fuera.
Hoy le pone una vela a la almohada porque ha decidido dejar todo eso atrás. Y la almohada se queda. Una noche más.
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